Para la necesidad de la Oración

¡Mira el Cielo y no temas!
La oración es un gran estado del alma, a través del cuál el hombre entra en una conexión consciente y razonable con las criaturas que han terminado su desarrollo.
La verdadera oración sobreentiende despertar la subconciencia y la superconciencia del hombre, o sea, despertar lo Divino en él.
El hombre debe orar si quiere estudiar.
Oren para que Dios os libere de todo lo impuro que os mancha.
¿Por qué debemos orar? El apóstol Pablo dice: “Sed constantes en la oración”, y Cristo dice: “¡Velad y orad!” La oración tiene un carácter triple. Ella se iguala a la respiración. El hombre debe orar para que el alma pueda respirar y recibir las cosas.
¿Por qué es necesaria la oración? Ella es una conexión del alma humana con el mundo superior razonable, desde donde el ser humano recibe fuerzas para mantener la vida.
La oración es necesaria para el alma. Ella es la contemplación de los sentimientos más sublimes. Vemos que el niño ora. Esta es una llamada. Así como la respiración es necesaria para el cuerpo, de la misma manera la oración es necesaria para el alma. El hombre necesita mucho más del aire que de la comida. Se ha comprobado que como mucho, el hombre puede vivir hasta 25 minutos sin aceptar aire, y si igualamos el aire con la oración, - que es un alimento para el alma -, veremos cuán grande es la necesidad de ella. La primera señal de que el ser humano ha entrado en el camino Divino, es la oración. Por eso cuando os venga ánimo de orar, no debéis demorar, sino entrad en la habitación secreta de vuestro corazón y esta oración será aceptada. Si demoráis, es posible que el Espíritu no venga más. Entonces en todo tiempo nosotros podemos orar. Entre la gente mala debemos orar, que tengamos paciencia. Con la oración el hombre forma una fortaleza inexpugnable para los deseos malos, y aún si éstos han atacado el alma, con ella serán echados fuera.
Recordad: no es la riqueza material la que da sentido a la vida. El hombre también procura una riqueza espiritual interna. Para este fin, él debe conectarse con el mundo razonable, con las criaturas avanzadas. La verdadera riqueza se esconde en las almas grandes. Nadie puede desarrollarse si no se conecta por lo menos con un gran espíritu. Entonces, el progreso depende de las almas grandes que pasan cerca de vosotros y os dejan su bendición.
Los espíritus luminosos están constantemente entre nosotros y nos siguen para ayudarnos. Ellos ayudan a la gente para que estos solucionen sus dificultades y contradicciones. Es suficiente que los invoquemos en el nombre del Amor Divino, para que se nos descubran.
Como alumnos, vosotros debéis mantener vuestra conexión con el mundo invisible, para que adquiráis fuerzas de él. Como cisternas, de nuevo tendréis vida en sí, pero siempre esperaréis que empiece a llover. Si mantenéis vuestra conexión con el mundo invisible, vosotros os convertiréis en fuentes que constantemente dan desde sí. El deber de cada ser humano, es llegar a ser una fuente que dé a todos. La oración es dirigir el corazón a Dios y concentrar la mente para que podamos recibir corrientes Divinas. Estas corrientes deben pasar a través del corazón, debemos sentirlas y entonces podremos orar.
Sabed, que como alumnos de la Gran Escuela hay quienes se interesan de vosotros y os aconsejan en los momentos más difíciles de vuestra vida.
“El Ángel de Dios intercede por aquellos que oran y confían en Dios”.
Por lo tanto, cuando oréis a Dios y confiéis a Él, sin falta, alguna criatura luminosa llegará desde el mundo invisible para acompañarles en las horas difíciles y temibles de vuestra vida.
Agradeced a Dios cada mañana por los ayudantes invisibles que Él ha delegado para sustentar a la gente en su difícil camino.
Cada mañana y cada noche, conéctense a través de la conciencia con vuestros hermanos avanzados, deseando que les ayuden. Si tenéis conexión con ellos, no hay dificultad en el mundo que no pueda solucionarse.
Si tenéis un amigo en el mundo invisible, él puede ser invisible, pero su conciencia siempre os acompaña, siempre anda con vosotros.
Cada criatura viviente ora.
La oración es el acto más fuerte en la vida humana. Ella concentra los pensamientos, los sentimientos y la voluntad humana en uno. Tal oración es potente, ella hace milagros. Con la oración y el canto se alimenta el alma del ser humano.
La oración representa una gran reverencia y respeto, un gran Amor que debéis tener hacia aquella Causa Primordial que nos ha dado la vida. Ella es un método a través del cuál el hombre se conecta con la naturaleza.
Las oraciones de la gente son necesarias para bajar energías superiores desde el mundo invisible. Estas energías se utilizan para el desarrollo de toda la humanidad.
La oración representa un método espiritual para lograr los deseos humanos.
La luz que viene de Dios es agradable. Esta es la luz de la inmortalidad. Con ella sólo el bien se puede hacer. Esta luz se adquiere a través de la oración. Solo a través de la oración se adquiere todo. Y las cuestiones difíciles las solucionaréis de nuevo a través de esta luz de la inmortalidad.
Cada oración es un acto creativo – ella crea condiciones para el crecimiento del alma. Si alguien me pregunta por qué debemos orar, respondo: Porque la oración es una necesidad para nuestro crecimiento. Cada uno que quiera crecer correctamente y desarrollarse, debe tener Amor. Así que, el Espíritu dice: “Donde está el Amor, ahí está la libertad también y miedo no hay. Donde no está el Amor, no hay libertad.” Por lo tanto, para que todos estemos libres, debéis tener al Señor dentro en sí. Y entonces sobre nosotros vendrá una revelación. Esta revelación se acompañará con la nueva luz que viene.
Yo no hablo de la oración producida por el miedo. Esto no es oración.
La oración es entonar el corazón. Que alguien ore, esto significa que alimente su corazón.
Que ores, significa que vuelves tu mente, corazón, alma y espíritu hacia aquella Fuente de la vida, de la Cuál has salido. Si el hombre se vuelve burdo, esto se debe al hecho de que él raras veces recuerda la Causa Primordial, o sea, la Fuente Original de la vida. Por lo tanto, la caída a la cuál la humanidad contemporánea ha llegado, se debe a una profunda causa interna – una negligencia hacia el Primer Principio del que ha salido -. El hombre contemporáneo es negligente hacia Dios, por lo cuál con frecuencia le oímos decir: “Yo soy un hombre libre, puedo sin Dios y puedo sin oración”.
Si piensas hacer algo, no actúes inmediatamente, sino dirígete primero en oración a Dios para pedirle consejo. En el mundo invisible hay diferentes criaturas que en cada momento están dispuestas a servir a la gente. Para aquel que se dirija hacia ellos para consejo, cada palabra es bendición.
Cada oración es un acto creativo. Ella crea condiciones para el crecimiento del alma. Ella es una necesidad para nuestro crecimiento.