La oración y la respiración profunda

            Cuando respiréis profundamente debes decir mentalmente alguna oración. Haced la prueba.  Respirad, detened el aire y exhalad tranquila y lentamente, para que podáis en un ejercicio leer toda la oración. Cuando hacéis el ejercicio con una lectura mental de la oración, sentiréis un calor agradable en la zona del plexo solar.
La oración que no está acompañada con una respiración lenta, tranquila y rítmica, y con pensamientos, no se acepta. Cuando oras, concentrarás tu pensamiento en el objeto y aspirarás el aire profunda y lentamente. En cada inhalación, detención y exhalación del aire, pensarás sólo en aquello que te interesa. Si te duele el estómago, pensarás en tu estómago, si te duele la cabeza, pensarás en tu cabeza.  Si oís que alguien está enfermo, aconsejadle que respire profundamente.
Cuando leéis la “Buena oración”, primeramente recibiréis profundamente el aire para que podáis leer durante una inhalación, los que no puedan que la hagan en 2 o 3 inhalaciones. En estas constantes inhalaciones y exhalaciones del aire, la fuerza de la oración se pierde; cuando oramos debemos de tener presencia del espíritu, que seamos muy silenciosos, que dominemos nuestra mente. Nosotros debemos estar silenciosos y dispuestos, para que la mente esté enfocada y para que se introduzca sentido en cada palabra. De esta manera, se forma una fuerza potente, y aquellas ondas que se envían hacia afuera podrán atraer la fuerza Divina, o sea, que el Espíritu trabaje más.

 Algunas fórmulas con respiración profunda

1. Haz 20 inhalaciones y 20 veces di:
“¡Señor, creo en Ti!”
Elevad vuestra mente subjetiva más alto que la objetiva.

2. Di mentalmente:
Al inhalar: “Señor, Te agradezco, porque entraste en mí.”
Al detener el aire: “Señor, Te agradezco, porque estás en mí.”
Al exhalar: “Señor, Te agradezco,  porque dejaste Tu bendición en mí.”

3. Di mentalmente:
Al inhalar: “Señor, Te agradezco, porque has puesto en el aire Tu bendición que acepto junto con él.”
Al exhalar: “Señor, Te agradezco,  porque dejaste Tu bendición en mí.”

4. Di mentalmente:
Al inhalar: “Que se glorifique el Nombre de Dios en mí”
Al detener el aire: “Que se introduzca el Reino de Dios en mí”.
Al exhalar: “Que se haga la Voluntad de Dios”.
Si estas fórmulas se pronuncian con regularidad, por la mañana, a medio día y por la noche, como también en otro tiempo, el hombre podrá realizar el 75% de sus planes en la vida.

5. Di mentalmente:
Al inhalar: “Te agradezco mucho, Señor, por los bienes que me has dado”
Al detener el aire: “Te agradezco mucho, Señor, por los bienes que me has dado”
Al exhalar:“Te agradezco mucho, Señor, por los bienes que me has dado”

6. Di mentalmente:
Al inhalar: “Señor, Te agradezco por la vida Divina que Tú has puesto en el aire y que acepto junto con el aire.”
Al detener el aire: “Esta vida Divina penetra en todos mis órganos, introduciendo por doquier fuerza, vida y salud”.
Al exhalar: “Esta vida Divina me fortalece y yo la manifiesto hacia afuera en mi actitud”.

7. “Yo quiero que mi corazón lata rítmicamente, que se una al pulso del Sol y que envíe correctamente sus energías por todo el organismo, así como el Sol envía sus energías por todo el Sistema Solar.”

8. Podéis elegir algunas oraciones bellas de la Biblia con la misma meta, o algún versículo del evangelio de Juan sobre el cuál podéis reflexionar durante la respiración. O al inhalar podéis pronunciar mentalmente la oración  “Padre Nuestro”, como también al detener el aire y al exhalar (tres veces todo).